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.....con los siguientes resultados:
- Óscar Pérez Carmona en el puesto 476 con un tiempo de 3:00:18 en su primera participación en una maratón.
- Ramón García Reina en el puesto 614 destrozando su marca del pasado año para un tiempo de 3:05:01.
- José J. Lara Cobano en el puesto 2154 que en su primer maratón entró con un tiempo de 3:41:28.
- Francisco M. Barrera Bejarano en el puesto 2348 y un tiempo de 3:46:03 a pesar de las molestias en la rodilla.
- Eduardo Cortés "Buyo" en el puesto 2.359 y un tiempo 3:46:17. También su primera maratón.
- Eduardo González González en el puesto 2.427 y un tiempo de 03:47:47 como debutante en una maratón.
- Mercedes Cobano García en el puesto 2.499 (8ª de su categoría) en 3:49:22
(Que también participaba en el Cpto. de España de Maratón consiguiendo el 5º puesto de su categoría Veterana-W50)
- Manuel Cortés Blanco en el puesto 2.500 y un tiempo de 03:49:23
- Francisco J. Portillo Suárez en el puesto 2.587 y 3:51:27, que un año más no tiene suerte y acaba lesionado.
- Francisco J. Humanes Carmona en el puesto 3.189 y 4:07:17
- Manuel Suárez Martín en el puesto 3.687 y 4:32:48
- Alberto Martín Ríos nos acompañó en los últimos 14 Kms.
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Entrando ya en carrera, se podría decir que una Maratón empieza antes, mucho antes, del día de la carrera con una larga preparación con la que conseguir el estado de forma adecuado para afrontar esta mítica carrera con garantías de terminarla y la confianza y mentalidad de que es posible hacerlo; aunque a veces el cansancio y lesiones consiguen casi lo contrario. Pero eso es otra historia.
Situándonos en el día tan esperado como temido, aunque más que miedo yo diría respeto, el 13 de febrero de 2011 amanecía un poco nublado y frío para mi gusto, aunque hay que reconocer que la temperatura era buena para correr.
Ya en el Estadio de La Cartuja, ese que nunca ha sido Olímpico, nos encontramos todos los participantes de nuestro club para dirigirnos hacia los "vestuarios". Muchos debutantes y algunos con sobrada experiencia en esta distancia que nos dan los últimos consejos mientras nos cambiamos y comenzamos a calentar.
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Llega el momento de dirigirnos a la salida, y conforme accedemos a las pistas unos rayos de luz que se cuelan entre las gradas del estadio nos abren los ojos ... comienzan los nervios y las dudas mientras comprobamos sensaciones y nos colocamos en mitad del grupo sin prisa (hay kilómetros pa todos); aguarda la salida.
A las 9:31 daba comienzo la XXVII Maratón Ciudad de Sevilla con casi 5000 caras felices saliendo por el túnel Sur del estadio. El recorrido, muy llano pero no tan bello como cabría esperar de una ciudad como Sevilla, cubre sus primeros kilómetros por la isla de la Cartuja y el parque del Alamillo para dirigirse ya en el PK10 al puente de la Barqueta donde por fin comienza verse una mayor cantidad de público animando a todos los participantes; ahora si estamos en Sevilla.
A partir de ahí, te das cuenta que "fácil" han caído los primeros kilómetros, avanzamos con buen ritmo, llegamos a la hora de carrera y nos vamos adentrando en la ciudad con el arropo del público. Son los kilómetros que más se disfrutan.
Ya en la avenida de Kansas City, allá por el kilómetro 19, cada uno busca el ritmo que lo lleve hasta el final; en mi caso intento mantener el que traemos desde casi el principio y me despido de mis compañeros hasta ese momento que bajan un poco para evitar que las molestias le jueguen una mala pasada, queda mucha carrera.
En solitario, llega la media y a contar hacia atrás; el tramo que viene a continuación, por la Ronda del Tamarguillo se hace de lo más pesado y monótono fuera de un grupo, por una gran avenida y a merced del poco viento que a mitad de carrera me hace acordarme de los guantes. Por suerte, comienzo a hablar con Antonio, maratoniano madrileño que participa en su primera maratón sevillana (aunque la séptima vez que se enfrenta a los 42.195m).
Con mi nuevo compañero de carrera se hace más agradable el recorrido; entre charla y charla nos adentramos en Nervión y devorando kilómetros sin bajar el ritmo llegamos hasta la avenida de la Palmera donde espera su mujer junto al parque de María Luisa con una bebida isotónica y muchos ánimos para el final de la prueba.
Con las pilas un poco más recargadas entramos en el último cuarto de carrera, son los kilómetros desconocidos para mí. El público empieza a concentrarse por las calles de Triana y notamos que hace tiempo que no dejamos de adelantar a gente; además, empiezan a verse lesionados y agotados que comienzan a andar.
El ritmo es bueno, pero el dolor y la cabeza me hacen recapacitar y decido aflojar un poco para no pinchar antes de llegar a la meta; Antonio me ha llevado hasta el kilómetro 34 y ahora se propone mejorar su mejor marca en una maratón.
Quedan unos 8 kilómetros en los que enfrentarme conmigo mismo cuando en la Cervecería La Barca me sorprende un gran cartel con mi nombre y el de un compañero de trabajo (otro maratoniano) que me llena de optimismo.
Después de tres horas corriendo, dejando atrás Triana, en Torneo los kilómetros se hacen interminables; es momento de buscar pensamientos positivos para ocupar la mente. Tras cruzar de nuevo el puente de la Barqueta el dolor se hace insoportable, cualquier pequeño bache parece un obstáculo tremendo, pero desde el parque del Alamillo se avista el estadio "Olímpico" y sólo piensas en la entrada triunfal.
En el último kilómetro nuestros vecinos de Arahal, que se han ido moviendo por todo el recorrido, vuelven a gritar ¡Vamos Paraeño! Sabes que ya queda poco y bajando por la rampa es el momento de echar el resto para entrar en el estadio con ritmo alegre y poniendo buena cara; basta escuchar la música y la megafonía para saber que es el final.
Saludo al entrar en meta y se acabó, ¡Objetivo cumplido! Me encuentro con Antonio, nos abrazamos y le doy las gracias por llevarme hasta el final más allá de donde pude acompañarlo.
Sólo queda recoger la bolsa de avituallamiento, pero antes un voluntario se ofrece a quitarte el chip y como detalle curioso, se hace entrega de una medalla en condición de "Finisher" que no va en la bolsa, directamente te la cuelgan en el cuello, lo que hace que te sientas merecedor de ella.
Dicen que es la carrera que da mayor satisfacción acabarla; mi dolor de piernas fue tal que pensé que esa satisfacción es la de parar de correr después de 42 kilómetros y pico, pero con el tiempo se borra el recuerdo del dolor, recapacitas en el logro y te das cuenta de los pequeños detalles que hacen de la maratón una carrera tan especial. Ya comienzo a saborearlo…>>>
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Bonita experiencia ¿verdad?, FELICIDADES A TODOS y ahora a pasearse por las populares.
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ESTOS SON VUESTROS TIEMPOS: